En el marco de la presentación del libro "Alimentarnos con dudas disfrazadas de ciencia: Nutriendo conflictos de interés en México", que ocurrió el pasado 15 de junio en Oaxaca, se escuchó la voz de Raquel Diego, Dora María y de Juan Cabrera quienes compartieron el vivir de sus comunidades en torno a los alimentos y la tierra como una forma de construir su Autonomía.
Estos testimonios se tejieron con otras voces que comentaron lo que expone el libro en relación con las estrategias utilizadas por las megacorporaciones de productos ultra procesados, encabezadas por Coca-Cola y Nestlé, para capturar los sectores de los profesionales de la salud y posteriormente la política pública en México.
A continuación, presentamos fragmentos del pensar y caminar comunitario al respecto de los grandes retos que enfrenta la alimentación en nuestro país:
Raquel Diego es colaboradora del Espacio Moojkkaky, en Santa María Tlahuiltoltepec, en la Sierra Mixe, busca revitalizar el sistema milpa, incubar el proceso de sanación en las personas mediante sistemas vivos a través de alimentos.
Quise dar la introducción en lengua mixe porque desde esa lengua aflora nuestro sentir y nuestra esencia porque antes que mujeres y hombres somo esencia y antes de nosotros hay millones de microorganismos que componen y hacen posible nuestra existencia en esta tierra.
No estamos aquí para agradar a un público o para que nos aplaudan, lo que se comenta en esta mesa y en este libro es el derrumbe propio del que estamos viviendo, decían nuestros abuelos que en un día no tan lejano nuestros enseres domésticos, nuestras creaciones nos devorarían como fieras voraces, por ir y por atentar en contra de las leyes de la naturaleza. Nosotras como mixes no somos la excepción en todos los rincones de la tierra vivimos y padecemos todo lo que este sistema nos ha hecho a través de una seducción que ha sido muy dulce y muy sutil por medio de los productos que ha creado.
El llamado que hacemos desde espacio Moojkkaky es que, así como esas palabras sabias que nos compartieron abuelas y abuelos, también nos dieron ruta para retornar y volver a conectar con la tierra. Para los jóvenes el espacio domestico es el más oprimido porque el sistema así lo ha hecho ver, por eso a las comunidades nos ofrecieron las escuelas para programarnos, disfrazada en una educación que nos liberara y nos diera empoderamiento, desde nuestros espacio que se refiere a aprendizaje, no solo a la escuela y solo a la programación, sino que se recuperan y se viven los espacios como la tierra, el espacio doméstico, la comunidad, la familia y todo el sistema de parentesco que se puede crear.
Cuando empezamos a vivir nuestro derrumbe propio comprendimos que no es desde un espacio académico donde se recupera la libertad, justamente es desde ese espacio que tenemos que desaprender que la vida tiene otra lógica, la vida ahí ha estado siempre, llamándonos, esperándonos, nosotros como sociedad nos hemos dormido y nos hemos dejado seducir por esta fantasía industrializada. Hoy por hoy tenemos a nuestro hijos y los damos como ofrenda a un sistema a un sistema que nos devora, porque nosotros quienes ahora somos ancestros de nuestros hijos no queremos asumir esa madurez de encarar esta ignorancia en la que estamos envueltos todos, eriza saber estos datos de salud, porque la vida es otra lógica, el lenguaje en el que nos habla la vida es en el lenguaje de amor.
Pensamos que desde este espacio domestico concebido como el espacio donde no necesariamente es sometimiento o opresión sino el único espacio libre donde se puede crear, desde ahí se pueden forjar mujeres y hombres con madurez espiritual desde temprana edad… pensamos que ese espacio es recuperable aun, más allá de marcar etiquetas urge ahora asumirnos como creadores de nuestros propios alimentos, no importa el tiempo que no lleve, no importa el tiempo que nos lleve deseducarnos y volver a educarnos pero es importante si queremos salvar a nuestros hijos y al futuro de ellos.
Juan Cabrera Sánchez es originario de San Pedro Comitancillo, en el Istmo de Tehuantepec, y miembro del Centro Universitario Autónomo Comunal Ndaniguia (Ceacomun); actualmente desempeña el cargo de Comisariado Ejidal en su comunidad.
Con el permiso de la madre tierra, con el permiso de las personas que son parte de la mesa, reciban un cordial saludo del pueblo de Comitancillo enclavado en el Istmo de Tehuantepec, nosotros actualmente estamos cerquita, ya trazados con los megaproyectos que se tienen con el corredor interoceánico del Istmo. No podemos desligarnos de la vida de la tierra, la tierra produce nuestros alimentos, pero no los va a producir solamente mirándola y dejando que nos sigan despojando de las tierras que tenemos que son buenas, todas las tierras aun sean de temporal son muy productivas en la región del Istmo de Tehuantepec.
Nosotros como uno de los Centros de la Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca queremos despertar conciencias en la juventud, sobre todo, porque están completamente desligados no solamente de la madre tierra, sino del espacio que nos rodea. En el CEACOMUN tenemos una licenciatura en sistemas alimentarios sustentables la cual no se caracteriza por un salón de clases sino como lo acaba de mencionar Raquel, está en la cocina, en el campo y sobre todo en todas las acciones que implica la producción del campo.
Mi experiencia en relación con el campo ha sido a lo largo de toda mi vida, me he dedicado a cultivar el campo, no solamente la defensa del maíz zapalote chico, sino también de otros productos. La milpa es la que nos ha mantenido siempre, no solamente en las siembras de temporal sino también en las de riego que regamos con el canal del agua que viene de la presa Benito Juárez y es la que no abastece en algunas tierras. Muchos se dedican a la ganadería y en menor proporción al maíz el cual muchas de las veces lo asociamos con el frijol, la Jamaica, el melón, la calabaza.
Recientemente tenemos una problemática y una preocupación porque los transgénicos ya nos están invadiendo, nos están llegando y nos están tocando las puertas a través de los programas de apoyo del gobierno. Los campesinos aceptan la comodidad de recibir los granos ya alterados y a los campesinos les ha costado mantener su maíz, ese zapalote chico, que por cierto muy resistente a los vientos que soplan en la región. También tenemos la mira en la licenciatura en salud integral comunitaria y para esto consideremos que este libro nos puede servir de guía, no solamente a los jóvenes, sino también a los ejidatarios que se dedican al cultivo maíz, del frijol, de la sandía, del sorgo y del ajonjolí todo se ha quedado para comercialización, muy poco para autoconsumo de las personas y los animales, solo el maíz. Hay que cuidar a los jóvenes y también a la niñez porque ahí esta la base de la formación.
Dora María Moreno López proveniente de Ojo de Agua, Tlaxiaco, en la Mixteca, forma parte de la Cooperativa de la Red de Amaranto de la Mixteca Oaxaqueña y tiene un profundo compromiso con la salud y el fortalecimiento de la vida comunitaria.
Reciban un saludo de los integrantes de la Cooperativa de la Red de Amaranto de la Mixteca Oaxaqueña. Hemos escuchado todas estas situaciones que tienen años destruyéndonos desde nuestra alimentación y lo más profundo de nuestras costumbres, se han metido hasta lo más recóndito de nuestros espacios, y en nuestras comunidades. Vale la pena hablar de que hacemos ahora que nos damos cuenta de como estamos, no ha sido fácil para nosotros darnos cuenta en nuestras comunidades cuantas personas están falleciendo por problemas de diabetes y enfermedades crónico-degenerativas, es necesario trabajar esa situación porque si ya nos dimos cuenta tenemos que hacer algo.
En el 2014 que fundamos la red de amaranto de la Mixteca nos dio la oportunidad de abrir la mente hacia iniciativas que fortalecieran la alimentación y lo que es la soberanía alimentaria, nos encontramos con el Amaranto… que está dotado de un sinfín de nutrientes que bien podríamos estar sin comer carne, si juntamos el sistema milpa con el maíz, el frijol, la calabaza y todo lo que se siembra de manera originaria en nuestras tierras pues agregamos el amaranto.
Para nosotros es fundamental consumirlo en la región y no pensar en exportar, sino que las personas de nuestras comunidades primero lo aprovechen, no me interesa que los alemanes y los japoneses se nutran bien, porque que pasa con nuestra gente, cuando nos preguntan que, si estamos dispuestos a exportar, decimos que ahorita no primero vemos por nuestras familias y después lo pensaremos. Porque, así como se exporta se va nuestra agua, se va nuestros nutrientes de nuestras tierras, para nosotros no es la gran cosa exportar, primero están nuestras gentes.
En la Red de Amaranto nos regimos por asamblea donde hacemos la toma de decisiones… invitamos a todos los que quieran ser productores de Amaranto y a su vez se concienticen, ya que no solo nos brinda buena alimentación y nos fortalece nuestro sistema inmune, sino que nos da tranquilidad cuando tenemos que comer mañana, no estamos con la preocupación… el campesino que esta sembrando su alimentación tiene garantizada la comida de todos los días. En ese sentido el campesino se puede sentar a platicar, a estudiar y a relajarse con su familia y eso es muy diferente cuando andamos por las calles vendiendo cosas para ver que comer mañana.
"El atrevernos significa un gran paso y esta información tenemos que darla a nuestros hijos y nuestros nietos, así como la recibimos de nuestros padres y nuestros abuelos, yo no se en que momentos aceptamos tanto daño a nosotros mismos es tiempo de dedicarnos al trabajo comunitario y organizar la Defensa del Territorio, la Defensa del Agua y que alcancemos una vida digna que nos permita ser felices. Vámonos con el compromiso de consumir productos locales, productos de nuestras regiones. Si tenemos un metro de tierra sembremos ese metro y hay que darnos cuenta de que rico es comer algo que producimos, hagamos ese rescate de comidas que seguramente nuestras abuelas y madres nos hicieron en algún momento.
Por otro lado, los periodistas Martha Elena García y Guillermo Bermúdez, autores del libro, compartieron parte del contenido de la investigación que realizaron en esta obra que describe el comportamiento de estas corporaciones, documentando sus estrategias para seducir, engañar, confundir, desorientar e incluso, comprar a académicos, funcionarios e instituciones.
Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, compartió que "En la sociedad de hiperconsumo las mayores amenazas a la salud de la población mundial no son más enfermedades transmitidas por insectos, virus o bacterias, sino las transmitidas por parte de las corporaciones a través de sus productos de consumo. Las muertes provocadas por el consumo de comida chatarra, bebidas azucaradas, tabaco y alcohol, sobrepasan y sobrepasarán por mucho las provocadas por la Covid-19".
Abelardo Ávila, Investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, "la estrategia de control de funcionarios, instituciones académicas, sociedades profesionales, personajes y comunicadores influyentes, mediante apoyos financieros y un supuesto interés en promover el conocimiento y la investigación científica ha generado un disfraz que aparenta que la principal preocupación de las empresas es la salud de los consumidores".
Yésica Sánchez Maya, integrante de Consorcio Oaxaca, compartió: "Para nosotros este libro representa una oportunidad importante de ahondar en el debate y en la conciencia pública y social de las implicaciones y estrategias que tienen las empresas transnacionales que le han apostado a un capitalismo voraz y que poco le ha interesado la salud de las personas, al grado tal de generar ONG’s o de generar falsas investigaciones que tratan de engañar para seguir induciendo al consumo de comida chatarra y de productos ultraprocesados".
Mauricio del Villar, miembro de la Unitierra Oaxaca, denunció "como las megacorporaciones ligadas a la agroindustria y el procesamiento de alimentos han generado un deterioro de la vida por medio de políticas públicas que dañan la vida comunitaria. Lo perverso de este modelo es que las decisiones sobre qué puede sembrar la gente, lo que puede comer, de qué se puede enfermar y cómo puede curarse están quedando en manos de un número cada vez menor de empresas que no están interesadas en la alimentación o la salud de las personas, sino en la acumulación de ganancias".
Video Completo del diálogo: