Podría parecer raro, pero el uso de la bicicleta está enormemente ligado al empoderamiento de la mujer y el movimiento feminista en el mundo. Luego de la primera Guerra Mundial, sobre todo, la mujer fue inmiscuyéndose cada vez más en roles más allá del de madre y ama de casa, y en esta transformación, el uso de la bicicleta fue imprescindible.
Retar el estereotipo, de que era inapropiado para una mujer montar una bicicleta, permitió que esta fuera más autónoma para moverse, y aunque ello parezca cosa simple, en realidad influyó muchísimo en su propio empoderamientoe independencia. Al respecto, Susan B. Anthony, reconocida estadounidense que luchó por el derecho al voto de la mujer, en algún momento advirtió:
Creo que la bicicleta ha hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo. Me regocijo cada vez que veo a una mujer pasar en bici. En el momento en que toma el asiento, le da un sentimiento de independencia y autonomía; y allá va, la imagen de la feminidad sin límites.
Con ello en mente, la organización internacional SiKanda, quienes trabajan con pepenadores de todo el mundo (recicladores informales) en mancuerna con la organización mexicana Vixi Escuela, comenzaron hace unos años con un proyecto para las mujeres de Villa de Zaachila, Oaxaca, alrededor del basurero: su nombre es Chicas Bi-cibles.
Antes, habían intentado generar mayor confianza en las mujeres con distintos talleres y ejercicios, pero el uso de la bicicleta fue casi milagroso.
Era muy difícil que lograran mirarse a los ojos. Debido a que el grupo estaba formado por estudiantes de distintas escuelas, con pocos lazos entre sí, las actividades se veían interrumpidas por risas nerviosas. Intentamos todo tipo de dinámicas de integración, nos fuimos de campamento, pasamos tiempo juntos. Aún así algo hacía falta para que el grupo, se hiciera equipo. Esto fue hasta que empezamos con la bicicleta: una herramienta que convirtió al equipo en familia.
Como las chicas enfrentaban todo tipo de obstáculos de género, y nunca habían escuchado hablar de autoestima o violencia de género, la bicicleta ha ido dotándolas de autonomía, algo que suena exagerado, pero que en realidad en estos contextos, que las jóvenes puedan recorrer su colonia con más seguridad y sin tanto miedo a la inseguridad, es un paso enorme.
Tan sólo un par de meses después de empezar a rodar, los cambios empezaron a hacerse palpables. Subirse a la bicicleta solas les brindó confianza en sí mismas. Rodar en grupo acabó por convertirlas en familia. Se turnan en dirigir al equipo y para ser barredora, se animan para subir las pendientes más altas y se acompañan cuando las bajan a toda velocidad
En el último año, 32 chicas han experimentado los beneficios emocionales de montar su propia bicicleta, e incluso algunas madres se han unido a la práctica. No es tarea menor, en estos contextos las herramientas de empoderamiento son esenciales para que las personas obtengan herramientas de autoestima, fundamental para su futuro y presente. Otro ejemplo fehaciente de ello es la milagrosa escuela de música, también en el basurero de Oaxaca, que ha cambiado vidas enteras.
Conoce más del proyecto, aquí.