Las cosas cotidianas a veces resguardan los sentidos más excéntricos de nuestra existencia, y las cobijas San Marcos son prueba de ello.
Para no pasar frío en las noches sólo hace falta usar una cobija San Marcos (o cobija del tigre). Acurrucados entre este objeto familiar, que pesa entre dos y tres kilos, podemos cultivar nuestro instinto feral mientras soñamos. Estos cobertores, que se heredan de generación en generación, tienen una fuerza inexplicable que remite a la calidez del hogar mexicano; son guardianes de la noche.
Originalmente, estas cobijas se hacían en Aguascalientes. Después de un viaje a España donde descubrió el poliéster, el empresario textil, Jesús Rivera Franco, decidió empezarlas a hacer en México. Eligió el nombre de San Marcos como una ofrenda a su barrio. Desafortunadamente, se dejaron de producir en 2004 debido a la fuerte competencia en la industria textil. Sin embargo, la popularidad de los cobertores era tal, que otras compañías comenzaron a producirlas. Los exóticos diseños de lobos, venados, tigres y osos se han llegado a retomar, incluso, por artistas y diseñadores.
Estos cobertores son parte de la psique y el imaginario mexicano, a tal grado que The Urban Dictionary incluye la palabra “San Marcos” como sinónimo de cobertor calentito. Para que no quede duda, la ilustran con un ejemplo:
"Oye, vato, trae el San Marcos a la carne asada en Delano mañana".
Ocasionalmente lo que nos ata a nuestras raíces, al territorio, son objetos inesperados atravesados por el azar. Los símbolos, a veces, surgen como por acto de magia, y estas fantásticas cobijas lo hacen, además, con gran estilo y un toque de comedia.
Aquí te dejamos algunas de nuestras favoritas
Quizá te pueda interesar: