Aunque no seamos conscientes de ello, nuestro destino está plenamente vinculado al de las abejas. Para ponerlo en perspectiva: 70 de los 100 cultivos más consumidos dependen de la polinización, proceso efectuado por estos increíbles insectos.
Por otro lado, para muchos mexicanos, especialmente quienes habitan regiones donde tradicionalmente se produce miel (como Oaxaca y la península de Yucatán), las abejas son un tesoro que sobrepasa lo ecológico y transita hacia lo simbólico e identitario. Por otro lado, estos pequeños animales están en peligro de extinción y es nuestra responsabilidad rescatarlos. Somos dos especies plenamente conectadas y ahora nos toca retribuirles.
¿Sabías que el girasol es mexicano?
Campos de girasol en Oaxaca para salvar a las abejas
Con esto en mente, alrededor de 80 campesinos oaxaqueños se reunieron para cultivar un enorme santuario (de aproximadamente 3 hectáreas) poblado por 200,000 girasoles; cultivo que, entre otras ventajas, provee el entorno perfecto para la conservación de las abejas.
Los girasoles, especie endémica de México, son también increíbles. Se trata de una planta muy resistente a las sequías y en general a los cambios de clima, que, además, le sirve a quien la cultiva de diversas formas: sus semillas se consumen y son muy nutritivas, o se usan para hacer aceite de cocina y la planta sirve para alimentar ganado; sin mencionar que a las abejas les encanta, la polinizan y al cultivar a las abejas, también se obtiene la deliciosa miel.
Sembrar girasoles para combatir el cambio climático y cosechar sensibilidad
Pero el proyecto que ha estado en acción desde 2019, tiene mucho más alcance. Como explican los campesinos, sembrar girasol es una alternativa para combatir el cambio climático, precisamente porque se trata de una planta que apoya en la creación de pequeños ecosistemas nuevos, a pesar de las duras condiciones a las que se la somete. Y no es el único cultivo que este grupo está apoyando. Su idea es generar ciclos de siembra de temporal, buscando el rescate de otras plantas, como el maíz nativo.
Y eso no es todo. El proyecto se ha planteado como uno de los pioneros en "agroturismo", una vertiente que ofrece a los viajeros la posibilidad de explorar el país a través de los paisajes confeccionados por los guardianes de nuestro vínculo con la tierra: los agricultores. ¿Te imaginas un campo de tres hectáreas decorado con 200,000 girasoles? Es un sueño hecho realidad que podrás visitar, de preferencia en marzo, el mejor momento para este cultivo. Apoya con tu visita a esta iniciativa y llévate un hermoso girasol de recuerdo.