Pixar es un referente a nivel mundial para las generaciones de niños. Su manejo inteligente de la tecnología, ha llevado el entretenimiento infantil a un nivel muy interesante. Su primer largometraje, Toy Story, en 1995, mostró al mundo la tecnología animada como nunca, con figuras hechas por computadora mostradas con texturas que infunden algo de realismo.
De algún modo, Pixar, por su gran influencia, genera cultura (con sus pros y sus contras) y este 2017 hará referencia a la mexicanidad desde una de sus aristas más emblemáticas: la milenaria y asombrosa relación de México con la muerte. También, haciendo énfasis al valor de la familia que, en un mundo de capitalismo, se trata de una especie de escudo en el que la comunidad continúa tejiéndose, frente a la soledad abasalladora que arroja este sistema.
El nombre de la película es Coco, emulando a un niño llamado así y que vive en una zona rural de México. En un inesperado episodio Coco se encuentra con el mundo de los muertos, y allí descubre las almas de su familiares, antepasados lejanos y no tan lejanos. La estética de Coco muestra directamente la influencia mexicana, y más allá de esta, desvela la riqueza cultural que a México y que siempre está ahí.
Su estreno será el 22 de noviembre de 2017, justo el mes en que se celebra en México el Día de los Muertos. Cabe mencionar, que de manera indirecta, esta película generó una especie de cohesión en torno a esta tradición, sobre todo de la comunidad Latina en Estados Unidos. Disney pretendió, en un principio, patentar la frase que daba el nombre a la película: Día de los Muertos. La respuesta, desde luego, fue de indignación rotunda, y una petición en Change.org en poco tiempo alcanzó hasta 22 mil firmas.
Finalmente Pixar pidió disculpas y se retractó. La película ahora solo se llama Coco, y es una oda a la riqueza cultural de México, una concepción de vida, que recae, paradójicamente, en la relación con la muerte.