El paisaje sonoro de México es tan rico como su cultura y, por eso, es simplemente inabarcable. Encontramos lo bonito, pero también lo grotesco, lo estridente y lo suave. Y el mapa sonoro de la Fonoteca Nacional nos invita a sumergirnos en su majestuosa diversidad y a penetrar realidades ajenas y compartidas de todo quien habita este territorio.
Navegar esta herramienta interactiva es una forma de ponerse en contacto con escenas inaccesibles para muchos e imaginar el valor de ciertas experiencias que no necesariamente forman parte de nuestro mapa sonoro. Dígase el sonido que hace el campo mientras la milpa descansa y los campesinos se comen su taco, o bien un cantante urbano en el tianguis de Iztapalapa.
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Se trata de una forma única para explorar el país y deleitarse de su deliciosa complejidad. Hay, a la fecha, más de mil grabaciones. Cada una cuenta con una pequeña descripción que, además de su ubicación geográfica, nos ofrece algo de contexto para entender qué es lo que estamos escuchando. Hay que decir, sin embargo, que muchos de los sonidos están concentrados en algunos lugares del país como la Ciudad de México. Y aunque eso evidencia que queda mucho camino por andar, no queda duda de que es un acervo lleno de joyas. Por eso es buena noticia que este mapa sonoro te permite capturar y compartir sonoridades propias para nutrir la curaduría existente.
Te invitamos a que conozcas este invaluable proyecto aquí, pero, sobre todo, a que formes parte de él. Porque, al final, no sería posible responder a qué nueva México sin escuchar el mapa sonoro de cada mexicano.