La ciudad de Oaxaca es un lugar que desborda. Sus sabores y pluralidad étnica, sus colores materializados en artesanías, flores, balcones o atuendos típicos, y su abrasadora oferta cultural, evidencia una soberbia mixtura que hace de este uno de los lugares más privilegiados del planeta.
Pero esta ciudad no es solo un cúmulo de estímulos terrestres. Sus cielos, y los de sus alrededores –Monte Albán, Cuilapam, Mitla o Santa María del Tule, entre otros–, son literalmente alucinantes. Y esta cualidad la deben, en buena medida, a sus nubes; quizá por eso cuando los mexicas dominaron en el siglo XV a los pueblos de la región, designaron a uno de los principales grupos como mixtecos ("gente de las nubes" en náhuatl).
En Oaxaca las nubes cuentan historias y despiertan los sentidos; naves, valles, animales fantásticos y seres brujos forman solo una parte del elenco. Es más, tal vez este ingrediente meteorológico ha propiciado que aquí germine históricamente no solo una honda tradición de magia y metafísica, también una de las escuelas más genuinas y talentosas de arte mexicano. Al contemplar las nubes oaxaqueñas sería mezquino no suponer que inspiraron, o incluso originaron, a curanderos y grabadistas, pero en todo caso, su injerencia ubicua en el paisaje es innegable.
Es muy probable que hayas visitado la ciudad de Oaxaca, y tal vez hasta te hayas dedicado un rato a sus nubes. Pero aún en este caso, y sobretodo si no lo has hecho, la mínima cortesía que una crónica sobre este fenómeno te merece es invitarte a ir y hacerlo. A fin de cuentas Oaxaca es imposible de describir sin que las sensaciones y emociones terminen por frustrar parcialmente el intento. Se trata de una ciudad, y un estado, que no se escribe o se lee; Oaxaca, siempre multisensorial, está hecho para experimentarse. Por eso hay que pasear por las nubes oaxaqueñas.
* La serie Ensueños MX está dedicada a vivencias únicas que ofrecen destinos alrededor de México, y que suelen pasar de largo a los visitantes. Se trata de experiencias sensibles, sutiles pero incomparables, que invitan a vivir una profunda comunión con estos lugares… #SienteMéxico