Ningún acto de nostalgia —ni el más puro, el más honesto y tampoco el más radical— podría frenar el paso del tiempo. Todo lo que nos rodea está en un constante ciclo de composición y recomposición y hay cosas que, inevitablemente desaparecerán.
Este hecho —doloroso, pero nunca carente de una veta poética— está alcanzando a algunos de los más preciosos y tradicionales oficios mexicanos. Y si estas prácticas de vida se van, perderemos junto a ellas buena parte de la composición visual y sonora que nos rodea.
Sí: hay flotando en el ambiente una serie de encantadores sonidos que están irremediablemente ligados a los oficios mexicanos en peligro de extinción. Y no se trata de que nos falte el gusto por prácticas como la del zapatero o el afilador de cuchillos. En realidad, lo que está cambiando son nuestras formas de consumir y organizarnos, por eso cada vez necesitamos menos de los personajes que practican estos nobles trabajos.
Además, somos —por distintas razones, algunas legítimas y otras no tanto— cada vez menos usuarios de la calle como espacio público. La calle es un terreno de tránsito, que se despliega sin que le prestemos demasiada atención y cuando lo hacemos es solo porque nos sentimos —o nos encontramos — en peligro.
Y de la calle son muchos de los oficios que se están esfumando, como los camoteros, los merengueros y los organilleros. Algunos, como el oficio del globero, terminarán por disolverse porque cambian nuestra conciencia y prioridades.
Pero, así como hay sonidos ligados a los oficios; estos se ligan a nuestras memorias más íntimas y sagradas, probablemente las de la infancia y, sin duda las de habitar México. En ese sentido es muy valioso contar con el registro que ofrece en línea la Fonoteca Nacional, narrando las cualidades y las historias detrás de 10 preciosos sonidos que inundan nuestra cotidianidad, pero que pronto podrían empezar a desaparecer.
Escúchalos todos aquí.
Y no dejes de entregarte a estos que están en peligro de extinción:
*Imagen destacada: New York Times.