Está clarísimo: la situación de violencia en México nunca había sido tan complicada. Eso todos lo sabemos. Lo que pocos saben son las cosas que muchísimos mexicanos están haciendo para darle la vuelta a este terrible panorama. Y lo mejor de todo es que, estas acciones retoman lo más simple, cosas que nunca imaginamos que servirían para resolver un problema tan grave. Cosas como bailar.
Un ejemplo increíble es el colectivo "Danzas de la calle", que ha sabido interpretar bien las dinámicas urbanas de Saltillo, Coahuila, y usarlas para construir una cultura de paz, en lugar de un entorno violento. Su intención es "representar las guerras de bandas o pandillas a través del baile"; así en lugar de "agarrarse a madrazos", pandillas rivales hacen una reta de cumbia colombiana (cumbia tradicional mezclada con techno) y en ese movimiento subliman su enojo.
"Danzas de la calle" ya es un grupo consolidado de danza, que se presenta en distintas colonias de Saltillo, incentivando formas completamente nuevas de comunicarse con los demás y también de encontrarse con uno mismo. Inspirados por el estilo, un ambiente familiar y muy agradable, el movimiento y, claro, una buena cumbia, muchos jóvenes de la ciudad buscan unirse a este grupo; y otros tantos han aprendido que bailar es la mejor manera de "enfrentarse", expresándose con honestidad, pero sin salir lastimados.
“¿Son de una pandilla? Tráetelos. Mejor que bailen y que no lo resuelvan a madrazos”.
En el norte de México, la cumbia colombiana genera cultura de paz.
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— AJ+ Español (@ajplusespanol) 25 de junio de 2019
Pero ser parte de "Danzas" —como le dicen de cariño sus integrantes— es un compromiso fuerte, pues en el colectivo no se permite el uso de drogas, se evitan a toda costa las interacciones violentas y si uno quiere bailar, tiene que demostrar que le está yendo bien en la escuela. Así, esta actividad colectiva es una auténtica alternativa para los jóvenes que viven en las periferias de Saltillo y que, como referente, tienen un contexto bastante descompuesto, pero que sí se puede cambiar.
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Lo mejor es que "Danzas de la calle" no descarta las ideas de "pandilla" y orgullo barrial, porque encuentran en ellas la encarnación de lo comunitario, la importancia de la familia y sin duda una herramienta para re-ensamblar el tejido social.
Y claro que ser de barrio es motivo de orgullo. Los barrios suelen ser zonas rezagadas, donde las políticas públicas no aplican de las mismas formas y donde los servicios no llegan con la misma facilidad que en las colonias de mayores recursos. Ser de barrio implica resiliencia y mucha unión social. Y ese orgullo también es un escudo contra la discriminación.
La cumbia colombiana está ligada a un estilo que remite a la vida barrial, a la cultura chicana, a la urbanidad y para algunos esto se relaciona inmediatamente con criminalidad y, claro, violencia. Pero los jóvenes que bailan en "Danzas" están fragmentando estos juicios superficiales. Con sus intrincados movimientos y a través de este cadencioso ritual, los bailarines de cumbia en Saltillo están generando una auténtica resistencia.
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