En México el misticismo es algo que se encarna, que literalmente vive en nosotros. Son muchas las fiestas y rituales a lo largo del país donde los participantes "prestan" su cuerpo a muertos, santos, guardianes divinos y demás para que articulen el delicado tejido simbólico que cubre nuestra vida cotidiana. Por otro lado, pocos son los que prestan su cuerpo a las representaciones del mal, del pecado y el horror.
Pero en Chiapas, específicamente en San Cristóbal de las Casas, cada 22 de septiembre se celebra la peregrinación en honor a la Virgen de la Merced. Todos los participantes se disfrazan, algunos de de personajes relevantes en la sociedad, celebridades y políticos y otros de mercedarios o panzudos. Los panzudos son sujetos espeluznantes, con máscaras terroríficas y vestidos con gigantescos atuendos. Se piensa que son una variación moderna de los "moros" que solían ser representados en la fiesta antigua.
Siendo una celebración católica, la figura de los moros (o árabes) representa el mal, el pecado y, por supuesto la lejanía a la religión. Pero integrada al peculiar estilo mestizo (lleno de referencias prehispánicas), la fiesta adoptó a los panzudos. Su fealdad representa su maldad y el tamaño de su panza, representa los pecados que deben expiar, estos pecados pueden ser los propios de quien presta su cuerpo al peculiar personaje.
Por supuesto, en un sentido bien generalizado, los mexicanos estamos perfectamente acostumbrados a estas transgresiones de "la realidad" que bien pueden ser calificadas de surrealistas. Pero si pudiéramos despegarnos de esta costumbre, si pudiéramos ver lo impresionante que es cómo nos permitimos jugar en tantos planos (entre ficticios, espirituales, simbólicos, concretos, históricos, tradicionales, surrealistas, mágicos, místicos y demás) quedaríamos absolutamente sorprendidos.
En ese sentido son brillantes y exquisitos estos retratos que el fotógrafo chiapaneco Diego Moreno hizo a los panzudos, integrando en un mismo plano todos estos desdoblamientos de la realidad; además, situando al mal, de manera tan natural en la vida cotidiana y, por supuesto, el mestizaje y multiculturalismo que hizo a estos personajes.
En sus palabras: “Este trabajo le da un nuevo significado a la intrincada maraña de lo oculto y lo visible, lo individual y lo subconsciente colectivo, en el altamente complejo mapa de las culturas y creencias coexistentes en el México contemporáneo”. Esto último es súper relevante, porque en nuestro país la contemporaneidad, en lugar de homogeneizarnos, ha develado lo increíblemente diversos y complejos que somos los mexicanos.
Ojalá nunca dejemos de sorprendernos por este hecho, aunque con imágenes como estás, hay una buena posibilidad.