México ha sido tierra fértil para engendrar al surrealismo. Artistas como Andre Breton, Leonora Carrington y Edward James, así lo confinaron. Y es que bajo la sombra de las culturas mexicanas –que en indefinidas ocasiones vislumbran un poco de su inconsciente, de su origen que yace en las costumbres prehispánicas–, existe todo un mundo folclórico que raya entre el misterio de sus mitos y lo sagrado de sus ritos. Para los surrealistas el mismo espíritu telúrico de México era surrealista, y sus artistas un instrumento de transmisión de la más íntima subjetividad mexicana.
Fue entonces que en la década de los 40, el millonario, poeta y surrealista Edward James decidió crear una magna obra de arte en México, cuyo fin primordial fuera el quedarse abandonada para que la naturaleza se apropiara de ella. El lugar elegido fue Xilitla, un pueblo de la huasteca potosina. Se trata de un espacio concebido desde un principio como el jardín del Edén. En este idílico paraje encuentras El Castillo y Las Pozas, confluyendo con la jungla y las cascadas, al borde del río Santa María.
En la versión moderna del náhuatl Xilitla significa "lugar de caracoles", pero en tiempos antiguos se relacionaba con la "gran serpiente verde azul", una especie de guía mitológica de la región que personalizaba al río y que regía la perfección selvática y a su silencio inherente, cuando aún los hombres no pisaban su tierra. Esta fantástica historia fue contada por Leonora Carrington a James cuando vivió ahí, y es tal vez por ello que sus esculturas de Las Pozas simulan un laberíntico paraje abandonado, que regala un poco de silencio a quien decide sumergirse en él.
Entre 1960 y 1970 se confabuló el jardín y su complejo arquitectónico, en un espacio de 40 hectáreas con 36 estructuras surrealistas que recuerdan por una parte a las escenas del realismo mágico en la pintura, y por otra a la arquitectura neogótica de Inglaterra, la tierra natal de James. Entre las más apabullantes se encuentran La escalera al cielo, un hermoso abanico que corre hacia arriba sobre dos pilares, El camino de las siete serpientes, donde cada una representa un pecado capital, La estructura de tres pisos que pueden ser cinco, también conformado por grandes pilares que no sostienen nada, La recámara con techo en forma de ballena que corresponde a un hermoso complejo de grandes óvalos en forma de gota, y La estructura llamada El Cine, en donde James proyectaba películas a los trabajadores y a sus familias.
Xilitla representa con orgánica exquisitez ese milenario sueño de los seres humanos por gestar un espacio que trascienda las fronteras de la realidad ordinaria. Y en este caso, como en muchas de las proyecciones utópicas, Sir Edward James encontró en el arte el vehículo ideal para tan excitante misión.
Ve aquí el increíble recorrido en video por Las Pozas de Xilitla, grabado con un dron