Una grupo de oaxaqueños recorre las calles de Los Ángeles. Forman parte de los miles de migrantes mexicanos en Estados Unidos, y son la inspiración para los murales pintados en la biblioteca central de esta ciudad por el colectivo multidisciplinario de artes visuales, Tlacolulokos.
En su exposición, "Visualizando el Lenguaje", la lucha por el reconocimiento y la visibilización de la comunidad zapoteca es el eje neurálgico, yendo más allá de las estampas comunes que remiten a lo folklórico del indígena mexicano. Así, los ocho enormes murales hacen vibrar el orgullo zapoteca en pleno centro de esta metrópoli estadounidense, que no obstante se fusiona en el trajín de la globalización al agregar elementos urbanos en la composición, propios de la convergencia de las culturas que se han dado encuentro en Los Ángeles.
Así, el complejo tejido social que retratan en estos murales cuenta una historia de siglos, que se materializa en cada pincelada. Es una historia que hoy es narrada con el sudor de los migrantes mexicanos, entre los que se cuenta a 250 mil zapotecas. Y porche fuera poco, se trata de una historia que todavía no ve su fin y tiene por delante un futuro incierto, tanto para los oaxaqueños como para toda la comunidad latina en Estados Unidos.
El simbolismo que recorre estos murales no tiene límites. Y si bien nos comparte una gráfica singular que agrada, puede generar también incomodidad. El impacto de ver a un niño en el mural con una lágrima tatuada en su rostro —propia de las bandas criminales de la frontera y símbolo de la incertidumbre que pesa sobre los migrantes y sus hijos— es un ejemplo de ello. No obstante, el mural está repleto de jóvenes artistas prominentes y sonrientes —y también tatuados—, como elemento de esperanza y de engrandecimiento de una cultura tan inspiradora como la zapoteca.
Esto es lo que los artistas Dario Canul y Cosijoesa Cernas, de la comunidad de Tlacolula, están queriendo mostrar al mundo, mientras enseñan la riqueza propia de la cultura zapoteca a la cual pertenecen, en su vibrante magnitud e infinitas formas. Son las posibilidades del neomuralismo detonadas para generar conciencia y desmitificar la figura indígena, la cual, como ellos develan de forma intransigente, va mucho más allá de los elementos a los cuales se asocia, como los sombreros de charro y el folklor abstracto.
La exhibición estará resonando en la Biblioteca Central de los Ángeles hasta el 31 de enero de 2018. Pero es una historia que estos jóvenes seguirán trazando.
*Imágenes: Jeff McClane y Fausto Nahúm