Poco se ha profundizado sobre la chamana María Sabina y su fascinante don para mirar el “estado interno” de las personas. A manera de gurú cósmico, Sabina, la “sabia de los hongos”, poseía una inquebrantable fuerza para guiar a viajeros (que así lo necesitaban) entre realidades fantásticas temporales, mismas a las que tenía acceso a través de sus “niñitos” o “santitos”: los hongos. Sabina no hablaba español sino mazateco, sin embargo en ninguna de las ocasiones fue impedimento para que se comunicase con sus pacientes.
Entre los años 50 y 70’s, las voces de movimientos contraculturales que germinaron a partir de las secuelas de guerra, se arriesgaron a ir más allá de su realidad. Incluso más allá de sus conciencias. Tomando como punto de partida los estudios neurocientíficos que figuras como Hofmann o Tim Leary realizaron con el uso de sustancias psicodélicas, el consumo de hongos alucinógenos –especialmente en México– se acrecentó exponencialmente con la llegada a sierras mexicanas de artistas, poetas, escritores, antropólogos, cineastas, turistas, curiosos y un puñado más de vagabundos en sus búsquedas introspectivas para consumir a esos “niños santos” visionarios de los que tanto se hablaba en libros y publicaciones.
Para sorpresa de los mazatecos de la sierra de Oaxaca, una de sus chamanas, María Sabina Magdalena García, había sido encomendada para modular el viaje introspectivo y sensorial de Robert Gordon Wasson, escritor, micólogo y banquero; una figura clave en la viralización a nivel mundial de la figura de María Sabina, su ubicación, sus métodos de sanación y sus dones portentosos.
A excepción de Gordon Wasson y los científicos Roger Heim y Albert Hofmann –3 figuras cruciales en la develación del uso sanador y terapéutico de los hongos alucinógenos–, no se tiene la cereza de quienes realmente fueron aquellas personalidades famosas que visitaron a María Sabina, quizás la promotora chamánica más famosa de todos los tiempos.
Pero aún así se conocen historias que, deambulando en forma de mito, nos advierten la alta probabilidad de que los siguientes personajes hubiesen consumido a teonanácatl, la "carne de Dios" de la mano de la gurú María Sabina:
Robert Gordon Wasson
A través del reportaje de Robert Graves, publicado en el periódico Ciba neoyorkino, Gordon Wasson se entera de la cultura de los hongos mexicanos y se aventura junto con su esposa a una “vigilia nocturna” guiada por María Sabina, en la sierra mazateca. De esta experiencia se tomaron fotografías y se grabaron cintas magnetofónicas, además de publicarse su legendario reportaje en la revista Life y su libro El hongo maravilloso: Teonanácatl. Micolatría en Mesoamérica, materiales con los que se ha confirmado dicha visita.
Albert Hofmann
El químico suizo y padre del LSD, Hofmann realizó en conjunto a Richard Evans Schultes una especie de catálogo titulado Plants of the Gods. En él se clasifican la mayoría de plantas alucinógenas que encuentras en todo el mundo –aunque con mayor acentuación las encontradas en México. Se sabe que fue un 11 de octubre de 1962 que el Dr. Hofmann visitó a María Sabina para darle 30 mg de psilocibina sintética a ella, a su hija y a otro chamán mazateca, con la esperanza de que los expertos aprobaran su nuevo fármaco basado en esta sustancia.
Roger Heim
Se sabe de la visita a Huautla de este micólogo francés por esta fotografía donde aparece con Wasson, y porque este último lo confirma así en sus escritos. Heim que en ese entonces era director del Laboratorio de Criptogramia del Museo de Historia Natural de París, poseía en su laboratorio una gama de hongos, los cuales fueron enviados al Dr. Hofmann y gracias a ello aislar los principios activos: la psilocibina y la psilocina. A través de sus escritos Heim nos confirma la “personalidad poderosa” de María Sabina.
Aldous Huxley
Los apuntes del escritor Aldous Huxley sobre su experimentación con mezcalina y psicloscibina son de los más importantes que se han develado en el mundo. Sin embargo, de lo poco que se sabe, Huxley visitó México en los años 30’s con un propósito meramente social, influenciado por la teoría de su entrañable amigo el escritor D. H. Lawrence. Huxley viajó a Oaxaca y a otras ciudades de Centroamérica para corroborar si la solución a la decadente moral europea de la época, como advertía Lawrence, estaba en regresar a las costumbres primarias del hombre, con valores alternativos como los que profesaban los pueblos indígenas mexicanos. En los años 60’s –y poco antes de su muerte– hizo otra visita a México en la que se cree pudo haber conocido a María Sabina.
Timothy Leary
Escritor, psicólogo y gurú de la conciencia y la psicodelia. Tim Leary fue en su momento catalogado por Richard Nixon como “el hombre más peligroso del mundo”, debido a su perseverante trabajo para propagar el consumo de sustancias psicodélicas en el mundo. Existen escritos –todos ellos dentro de libros y afirmaciones de autores distintos– que nos dicen que en el año 1961, el Dr. Leary fue a la sierra mazateca, comió hongos sagrados –bajo los cuales, según Leary, descifró la “piedra Rosetta de la consciencia”– de la mano de la chamana Sabina y desde aquél día se empeñó en fundar una nueva religión basada en la espiritualidad del reino fungi.
Walt Disney
Aunque es un vago rumor que se ha transmitió de boca en boca, se sabe que el animador estadounidense Walt Disney visitó un par de veces a María Sabina y que fue gracias a ella y sus revelaciones que conjeturó su cine de fantasía. También hay quienes afirman que fue Walt Disney quién construyó la pista de aterrizaje más cercana a Huautla, para así evitar las 10 horas de camino desde la ciudad de Oaxaca. Pero otra leyenda asegura que en realidad la construyó el multimillonario Howard Hughes.
Alejandro Jodorowsky
En muchas ocasiones, Jodorowsky ha hecho referencia a María Sabina. Al respecto dijo: “En verdad nunca me propuse buscar a «la Abuelita». Fue ella quien me buscó. Al mismo tiempo que preparaba mi película La montaña sagrada, yo había creado un espectáculo de títeres Manos arriba que mostraba las visiones que producía un alucinógeno llamado Semilla de la Virgen, ololiuhqui en náhuatl, «cosa redonda», LSD natural que los toltecas y aztecas consideraban una divinidad y al que rendían culto”. Según Jodorowsky, su amigo el pintor Francisco Fierro, le trajo un regalo que le mandaba la curandera desde Huautla: se trataba de seis parejas de hongos. Le decía Fierro: “ella te vio en sueños. Parece que vas a realizar una obra que ayudará a que los valores de nuestro país se reconozcan en el mundo”.
Fernando Benitez
Uno de los antropólogos más sofisticados que ha tenido México es sin duda Benítez, también periodista cultural y cronista. Su libro Los indios de México, refiere en uno de sus capítulos a la cultura mazateca, y a su trabajo de campo de la mano de los hongos y de personajes como María Sabina, entre otros oriundos de la región.
Bruce Conner
Pionero del cine underground y experimental. Esperando que en América estallara un desastre nuclear, Conner, junto a Tim Leary, se trasladó a México en 1962 donde pasó su tiempo buscando hongos alucinógenos en Huautla de Jiménez, aunque no se sabe con certeza si fue María Sabina quien le instruyó en su camino. De esta visita se grabaron algunos videoclips que más tarde revelaría bajo su muestra Looking for mushrooms.
John Lennon
Una visita de la que tampoco se tiene la certeza –e inclusive existen varias versiones sobre Lennon en busca de Sabina. La primera es contada por Álvaro Estrada en su libro Vida de María Sabina, en un fragmento nos dice: “En el verano de 1969 hubo fuertes rumores sobre la llegada de un avión Cessna en el que habrían aterrizado Carlos Ávila Camacho, John Lennon, George Harrison y una antropóloga llamada Brenda. Supuestamente se hospedaron en la Posada Rosada, fumaron marihuana y salieron a buscar a María Sabina. Ella no quiso desvelarse con ellos porque se encontraba agotada y los citó a la noche siguiente. Como las estrellas no quisieron esperar, fueron a dar con otra chamana, Josefina Terán, quien les organizó un "viaje" a cambio de unos pesos. Se supone también que en el transcurso de la misma, John Lennon se malviajó y salió de la choza gritando: No permitiré que me maten.”
Otra leyenda se ha hecho correr afirmando que la misma María Sabina, había pronunciado lo siguiente: “En una ocasión vinieron a mí un señor rubio y una señora de aspecto oriental, me pidieron un ‘viaje’ a lo cual accedí, nos pusimos en trance durante algunas horas y después de la meditación, él se me acercó y me dijo en perfecto español ‘Gracias, he visto mi muerte en este viaje’, me escribió una nota y encima dejó algunos dólares en la mesa”.
Mick Jagger, Bob Dylan, Peter Townshend y Jim Morrison
De The Rolling Stones a The Who y de Dylan a The Doors. De estas cuatro personalidades de la música no se tiene ni un solo dato o información verídica de su visita a Oaxaca para consumir hongos, mucho menos de haber estado con María Sabina. Sin embargo, la leyenda se argumenta, de boca en boca, gracias a los mitos que se han hecho saber en el pueblo de Huautla sobre personajes muy parecidos a los mencionados que entre los años 1968 y 1971 –el boom del consumo de hongos– se les vio merodear por la zona.
Jacobo Grinberg Zylberbaum
En su libro Los chamanes de México, el psicólogo mexicano Jacobo Grinberg Zylberbaum nos relata sus experiencias por México de la mano de los hombres y mujeres de conocimiento. Entre estos relatos se encuentra el de su visita a Huata con María Sabina que, aunque no fue agradable sino más bien “terrible”, al respecto escribió: “Tardé varios años en entender apreciar mi experiencia. María Sabina me había mostrado uno de mis refugios emocionales, mi incapacidad para vivir en el presente y mi tendencia a huir de la realidad para guarecerme en una estructura de comodidad. Le agradezco mi terrible enseñanza”.
Hubo quienes alguna vez mencionaron que el personaje de “Don Juan” de Carlos Castaneda era en realidad una fusión fantástica entre la figura de María Sabina y un chaman que conoció Castaneda de nombre Salvador López. Ésta, y las afirmaciones del mismo autor de Las enseñanzas de Don Juan, han confirmado que el escritor efectivamente había conocido a Sabina. En 1963, Castaneda intentó formar parte del círculo de discípulos del Dr. Leary que en aquel entonces se reunían en Zihuatanejo, México. En una de sus cartas a Leary, Castaneda le advirtió que esa mujer “me ofreció compartir algunos de sus secretos contigo”.