En aras de una época que demanda cambios desde el individuo, es evidente que las sociedades del futuro proyectarán una transformación a partir de la conciencia colectiva. Desde este plano, los retos que afronta México como país en vías de desarrollo son enormes, pero no están nada lejos de colocarse en el imaginario y alcanzarse. Si bien es cierto, México enfrenta una realidad atestada de extremos; un periodo señalado por fuerzas económicas, políticas e incluso emocionales. Pero, más allá de sabernos como una nación con obstáculos, es evidente que los mexicanos queremos reconectar con nuestro suelo desde una voluntad colectiva acaso genética.
Lo anterior se confirma en la vida cotidiana; en aquellos millones de mexicanos que conservamos nuestra cultura –nuestra identidad– desde hace siglos, y la evidenciamos en el lenguaje, las creencias, las tradiciones familiares o populares, el deseo de hacer comunidad y tomar el espacio para lograrlo. Estos ingredientes hoy tienen la ventaja de la tecnología y la comunicación de gran alcance que ofrece internet, no solo para llegar a un acuerdo como habitantes del mismo territorio, también para aprender de las experiencias que hemos atravesado como país a lo largo de la historia.
En este contexto, es entendible que nos preguntemos ¿qué posee México que otras naciones francamente no tienen para mejorar el futuro? La respuesta, más allá de aludir a los insumos tangibles que nos rodean, insinúa una serie de acciones que fácilmente encuentran lugar en el imaginario del mexicano:
Retomar tradiciones
A medida que pasan las generaciones, parece que perdemos el interés por las tradiciones milenarias. Sin embargo, hoy está comprobado que la clave al éxito de las sociedades depende en buena medida de la relación entre la modernidad y las raíces culturales. La ciencia confirma lo anterior, por ejemplo, al apostarle a las prácticas milenarias de los grupos indígenas para mitigar el cambio climático. De entrada porque dichas prácticas tradicionales surgieron desde el contacto del hombre en colectividad con su entorno. En México han tenido aportaciones ejemplares en el rubro de la sustentabilidad, la medicina natural, la historia, el arte y la cultura. Las tradiciones son conocimiento heredado desde las más antiguas experiencias; aprender del pasado para sostener el presente.
Conservar el patrimonio natural y cultural
El desarrollo de toda nación depende ampliamente de ambos factores. Las ciudades inteligentes del planeta han estado apostando por la protección de su patrimonio natural y cultural, pues estos ya no solo representan el capital nacional, sino que proyectan futuros a largo plazo sostenibles. Mexico entabla una conexión entrañable entre su riqueza natural y cultural y obligadamente una no puede sostenerse sin la otra debido a la enorme variedad de ecosistemas que poseemos. La conservación de este invaluable patrimonio comienza desde nuestra capacidad como mexicanos para darle el valor que merece.
Asumir una responsabilidad ecológica
Generar menos emisiones de gases contaminantes es uno de los retos que se han propuesto cientos de países para mejorar su calidad de vida. En este contexto, las grandes ciudades protagonizan un papel fundamental, al ser responsables de la mayor cantidad de basura, dióxido de carbono y demás contaminantes. La capital mexicana es uno de los más grandes emisores de gases a nivel mundial, principalmente por la demanda de automóviles que existe y el poco interés que se tiene por utilizar otros medios para movilizarse. Dicho esto, la responsabilidad ecológica recae en los ciudadanos como individuos, y en cuánto estamos dispuestos a concientizarnos de las problemáticas que corren a nuestro cargo.
Pensamiento informado
Leer no basta para suponer un pensamiento informado en era de las redes sociales. Tener conciencia de ello es el primer paso. México exige ciudadanos comprometidos a informarse, a corroborar sus fuentes, a leer y optar por ser críticos activos, que propongan soluciones y se arriesguen a la posibilidad de cambiar su forma de pensamiento.
Establecer lazos; hacer comunidad
En los barrios con identidad, los habitantes establecen lazos con otras personas de la misma comunidad, y a causa de ello fabrican, juntos, una valiosa cultura que puede durar incluso siglos. Este es tal vez uno de los puntos más destacables en México, ya que conformamos una cuantiosa “comunidad de comunidades”, un hecho histórico que ha sido siempre así y debemos valorar a toda costa.
Inclusión y participación social
En todo país y en toda época discurren cambios sociales que no serían posibles sin la diversidad de pensamiento. El empoderamiento de género, la aceptación de personas jóvenes como factores fundamentales de cambio y la erradicación de toda clase de discriminación engruesan el músculo de la participación social que, a su vez, promueve la creación de soluciones a los retos que enfrentamos como mexicanos.
Apoyar el consumo nacional
Podemos pensar en consumo local, donde la premisa es básicamente consumir en mercados y establecimientos pequeños que generalmente gozan de productos de mayor calidad. Pero también podemos llevar la acción a mayor escala, apoyando la producción nacional (consumir, por ejemplo, productos con la leyenda Hecho en México) y liderando cada vez más empresas y comercios mexicanos a pequeña y gran escala.
Celebrar a México desde su amplia gama de valores
No es sorpresivo escuchar que una de las riquezas más grandes que tenemos como mexicanos son nuestros valores. Practicar la honestidad, la empatía, el agradecimiento y el respeto, por mencionar unos cuantos es, a todas luces, la clave más simbólica para sostener nuestro futuro desde hoy mismo.
*Imágenes: 1) Remix desde Sergio Flores Rosales – flickr/ Creative Commons; 2) Galeón Fotografía – flickr / Creative Commons; 3) Archivo Más de México; 4) Café mexicano Clatier