A propósito de los logos presentados por las nuevas administraciones de gobierno, muchos se están preguntando por qué figuran tan pocas mujeres en la historia oficial de México. La pregunta es buena y pone sobre la mesa una serie de biografías fantásticas que, en otro momento de nuestras vidas, ni siquiera podríamos haber sospechado.
La verdad es que la historia (y no solo en México) ha sido extremadamente injusta con distintos grupos sociales, particularmente las mujeres y en algunos casos se ha mostrado intensamente descarada. Por ejemplo: ¿sabías que Vicente Guerrero y que José María Morelos son afrodescendientes? ¿Y que, a pesar de la inmensa fama de las Adelitas, muy pocas mujeres pelearon lado a lado con Pancho Villa? Resulta que a Villa no le gustaba mucho la idea de compartir triunfos con las llamadas soldadas.
El asunto es que sí, en México hay un montón de heroínas, ocultas tal vez por una actitud machista, pero también por una relativa ignorancia que afortunadamente tenemos la oportunidad (y probablemente la obligación) de sacudirnos. Hablemos entonces de Petra Herrera, una heroína mexicana que no debes olvidar.
Petra Herrera, la historia de muchas heroínas mexicanas
Sí, todos conocemos a las Adelitas, gracias al precioso corrido de Samuel M. Lozano, mujeres que seguían a los revolucionarios, pues, igual que ellos, estaban hartas de las injusticias y el esquema que Porfirio Díaz le había impuesto a la gente de las zonas rurales. La tierra debería ser de quien la trabaja, pensaron y se lanzaron a realizar toda clase de hazañas. Sí, claro, fueron cocineras, enfermeras y nanas, pero muchas de ellas también tenían derecho a luchar, si demostraban las aptitudes necesarias.
Algunas eran plenamente soldadas, espías y estrategas, aunque para entrar a las grandes ligas, luchar en las grandes batallas, tenían que recurrir a un recurso casi novelesco: vestirse de hombres. Eso hizo Petra Herrera, quien se hizo llamar Pedro para entrar en las tropas de Villa en 1913. Y ese Pedro era bien querido por sus compañeros, tanto que consiguió subir de rango rápidamente y develar su identidad sin graves consecuencias; excepto claro, no figurar en los libros de historia.
Posteriormente, igual que muchas, Petra fue eventualmente expulsada de las fuerzas de Villa. Pero ella no quiso quedarse fuera de la Revolución mexicana y junto a otras ensambló un ejército de casi 400 mujeres, que jugaron un papel vital en la batalla de la Toma de Torreón en 1914, donde los villistas tomaron una base militar de Porfirio Díaz. A pesar de eso, a Herrera no le permitieron volver a las tropas de Villa, pero encontró la manera de convertirse en espía durante 1917.
¿Por qué no hay que olvidarlas?
Es poco decir que Petra Herrera estaba insatisfecha con su rol en la historia y por eso hizo todo lo posible por revolucionarla. Pero, a pesar de sus inmensos esfuerzos y aunque evidentemente tuvo un papel importante en la Revolución, esta mujer no figura entre nuestros íconos. Hay quienes afirman que el olvido histórico de Petra es responsabilidad del mismísimo Villa, que decidió simplemente ocultar su participación, por ser mujer.
Claro que hasta demostrar esa afirmación es complicado, porque de la historia, lo único que tenemos seguro son sus efectos en nuestro presente, esos sin duda, son profunda y plásticamente verdaderos; en otras palabras, se manifiestan materialmente, en discriminación contemporánea, en el desconocimiento de comunidades completas, en el maltrato a ciertos grupos.
Por eso no podemos olvidar a Petra, por eso pedimos que a ella y a otras mujeres se les represente de manera oficial. Es una demanda justa. Pero empezar por comentar estas biografías entre nosotros es un buen comienzo.
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