La gastronomía y, más precisamente, el acto de cocinar, resguarda un aspecto muy íntimo. Las recetas son preciosos secretos colectivos, que distinguen la vida común de familias, comunidades, culturas, países. Cada uno de nosotros tiene un receta, esa que nos heredaron nuestras madres, padres, abuelos y abuelas o la tía que no vemos mucho, pero cocina delicioso.
En México, muchas personas se dedican a recopilar las recetas que van encontrando por el camino. Lo hacen meticulosamente, como si fueran investigadores en el campo, pero, la única intención que los guía es una potente mezcla entre amor y nostalgia. Y el resultado es casi un diario de vida, que retrata cómo comían y por qué lo hacían, qué les gustaba.
Algunos afortunados, seremos herederos de estas suculentas y enternecedoras colecciones de garabatos y recortes; pero a quien le haga falta, puede explorar en un invaluable catálogo virtual y de acceso gratuito más de 2,000 títulos en inglés y en español que documentan con lujo de detalle la intimidad de la cocina mexicana desde 1789 hasta el presente.
La enorme colección de libros de cocina mexicanos
Se trata de la Colección de Libros de cocina mexicanos de la UTSA. Entre los miles de recetarios, hay algunos antiquísimos hechos a mano, con lindas caligrafías, plagados de dibujos y comentarios personales; pero también hay de esos "recetarios corporativos" que algunas marcas regalaban para publicitarse y que marcaron tendencia en su momento con recetas que forzaban ingredientes como "La Lechera" y "Pan Bimbo" hacia el interior del imaginario nacional (y lo lograron).
La colección arrancó en 2001 con más de 500 libros donados por Laurie Grunbeck, coleccionista que reside en San Antonio y se hizo de los volúmenes viajando por México y Texas a lo largo de 30 años. Pero ha crecido muchísimo gracias a las donaciones de diversos investigadores. De hecho, todos los títulos pueden ser consultados en la Universidad de Texas en San Antonio, aunque el catálogo virtual está completo y lo puedes admirar desde donde sea.
¿Cómo era la cocina casera mexicana?
Los investigadores a cargo de la colección, han descubierto que, a lo largo de la historia mexicana, la cocina casera cambia a la par de diversas tendencias culturales. Por ejemplo, hubo un momento antes de la Revolución en el que la cocina europea estaba "idealizada" y muchos platillos mexicanos (que ahora son verdaderos clásicos nacionales) trataron de imitarla. Post Revolución esto cambió: ahora el orgullo estaba en recuperar los platillos e ingredientes nativos.
Otro descubrimiento es que algunos de los platillos más típicos son, evidentemente, intentos por fusionar las culturas mexicanas con la española. El mole, por ejemplo (que lleva canela, almendras, piñones, clavo, entre otros ingredientes de lujo) era una oda al mestizaje. Hoy para muchos sería difícil reconocer que, aunque nuestro mole podría tener "orígenes prehispánicos" se inventó como tal después de la conquista.
Pero lo más interesante son los recetarios personales, esos que no necesariamente estaban pensados para ser vistos por miles de personas; esos que se hicieron para heredarse a las hijas e hijos o nietos.
Los encargados de la colección declaran que algunos estudiantes e investigadores que tienen contacto con estos documentos se conmueven hasta las lágrimas al encontrar el origen de algunas de sus recetas preferidas, concebidas por una mujer, en su cocina, que tuvo la delicadeza de pasar su descubrimiento, para hacer más rica la posteridad.
El más antiguo de los libros, que data de 1789 (y es posiblemente el más antiguo libro de cocina mexicana existente), perteneció a una señora, Doña Ignacia (que incidentalmente comparte el nombre con "Nacha", la entrañable cocinera de "Como agua para chocolate"). Se piensa que Ignacia fue la encargada de alimentar a una familia adinerada. El documento escrito a mano es una auténtica joya, que suma dimensiones por las manchas de líquidos que le cayeron encima y algunos garabatos que tal vez hizo en sus ratos libres.
Es claro que la historia de la comida mexicana es más compleja y más hermosa de lo que imaginábamos, pero al explorar este repositorio podemos, por lo menos, sentirmos más cerca, más conectados con su esencia.