Los mexicanos hemos comido tortillas por cerca de 2,000 años. Durante todo este tiempo jamás existió la necesidad de cuestionar las tortillas que se comían, debido a que estas eran generalmente elaboradas en casa y con tres ingredientes básicos: maíz, agua y cal.
Desafortunadamente hoy en día han aparecido en el mercado infinidad de productos que se hacen pasar por tortillas, aun cuando estas difieren en el proceso de elaboración e ingredientes de lo que por siglos se consideró en México como una tortilla. Ello nos obliga a estar más atentos para evaluar que tortilla estamos llevando a nuestras mesas.
El término comida chatarra se ha venido usando en las últimas décadas para definir aquellos alimentos que por su contenido en azúcares, grasas, aditivos, o bien por la alteración de sus propiedades naturales resultan con un alto valor calórico y un escaso valor nutricional.
Es muy común encontrar hoy en día tortillas empacadas en supermercados y pequeñas tiendas de conveniencia. A diferencia de las tortillas tradicionales, encontramos que estas no requieren de refrigeración y que presentan una de vida de anaquel sorprendentemente larga. Para lograr esta cualidad, es importante comprender que sus fabricantes debieron añadir algún conservador artificial.
Otra característica que sorprende de algunas tortillas industrializadas es la gran flexibilidad que poseen aun cuando estas se encuentran frías o a temperatura ambiente. Cualquier mexicano sabe que la tortilla tradicional se endurece al enfriarse y que requiere ser recalentada para recuperar su suavidad. Esta notable diferencia nos indica el uso de aditivos por parte de la industria, entre los cuales destacan el uso de gomas y agentes humectantes que evitan la resequedad del producto.
El color de la tortilla es otro elemento en el cual se está abusando en el uso innecesario de aditivos, ya que muchas de estas "tortillas" están siendo decoloradas para lograr una tortilla de gran blancura, lo cual contrasta con el color crema o amarillo de las tortillas tradicionales elaboradas con maíz blanco. También hay que cuidarse de algunas tortillas o tostadas industriales con colores muy vivos, ya que en ocasiones se utilizan colorantes para pigmentar la masa con las cuales las elaboran.
Como podrán ver la lista de aditivos innecesarios que la industria tortillera está utilizando es muy larga. Siendo México la cuna de la tortilla y existiendo una amplia disponibilidad de tortillas elaboradas de manera tradicional resulta muy desconcertante el que estas tortillas chatarra estén teniendo una aceptación en el mercado, ya que incluso son mucho más caras.
Los consumidores mexicanos tienen la libertad y el poder de elegir el tipo de productos con los cuales alimentar a sus familias. Por el bien de tu salud y la protección de la tortilla como símbolo de identidad nacional, te invitamos a evitar el consumo de tortillas chatarra.
*Encuentra más información en el proyecto del autor: Organización Tortilla de Maíz Mexicana
*Imagen: comfortfoodinfusion.com