En el internado y secundaria técnica número 14 de Reyes Mantecón, Oaxaca, los alumnos han forjado un vínculo indeleble con un ser vivo muy especial: las abejas mexicanas.
A través de las enseñanzas del maestro Marcos Cano, un grupo de estudiantes mantiene el taller de apicultura. Durante esta preciosa actividad se conectan con saberes útiles que, a la larga, les pueden servir para sostenerse y que, además, amplifican su conciencia sobre el medio ambiente y la importancia de las abejas para los ecosistemas.
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La miel mexicana es un valioso ingrediente y su producción ha tendido a combinarse con prácticas y visiones ecológicas; además de que, para muchos se ha transformado en una importante fuente de recursos. De hecho, los alumnos de este internado comercializan la miel, la cera y productos derivados (especialmente cosméticos) para cubrir los gastos de su taller y otras necesidades de la escuela.
Pero estos jóvenes apicultores no solo cultivan miel mexicana
Para el maestro Marcos Cano enamorar a sus alumnos de las abejas es esencial. Así, además de miel, cultivan conciencia. Los estudiantes no solo reconocen a estos increíbles animales por el producto que con su labor intensa y vibrante les regalan, también aprenden profundamente de ellas. Particularmente su forma de organizarse y su ordenado compromiso. La visión de estos chicos y chicas es horizontal; en sus palabras: simplemente están cuidando de un ser vivo que los ayuda.
Este discurso profundo y tan comprometido parece permear muchas de las prácticas de la secundaria técnica número 14 en Reyes Mantecón. A pesar de las múltiples carencias que el edificio tiene los maestros ponen todo de su parte para continuar los procesos de aprendizaje. Se trata de una auténtica comunidad que resiste, como las abejas, por organizarse lo mejor posible y trabajar muy duro.
Sin las abejas nos faltaría la miel, pero también muchas otras cosas
La labor de este precioso taller de apicultura trasciende, pues, como explica uno de los alumnos "los humanos sin las abejas no somos nada". En muchos sentidos nuestro destino está ligado al de ellas, pues de los 100 cultivos más importantes para la humanidad, 70 dependen de la polinización. Sin ellas, veríamos el principio de una terrible crisis ambiental, alimentaria, social y cultural. Estos apicultores oaxaqueños son una dulce razón más para comer miel mexicana.
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*Imágenes: Andrés Arochi