El Día de muertos es, probablemente, la más importante tradición mexicana. Nuestra natural capacidad de ser ambivalentes; de enfrentar la desgracia con humor; de relativizar el tiempo y de romper cotidianamente las barreras entre realidades y extra-realidades nace con esta fiesta, que —a su manera— son muchas fiestas.
Resultado de la intensa remezcla ocurrida post conquista, nuestro Día de muertos contemporáneo combina creencias prehispánicas (de diversas culturas antiguas); costumbres católicas y una inmensa cantidad de símbolos que, a través de los siglos, continúan en proceso de ser interpretados.
Por supuesto, esta tradición no escapa de la rica influencia de las comunidades indígenas de hoy y de las propuestas de otros sitios cercanos (como nuestro vecino del norte, Estados Unidos).
La ofrenda de Día de Muertos es el elemento central de la celebración
Al centro de esta hermosa fiesta se encuentra la ofrenda: un vibrante homenaje esperando la llegada de los muertos que, de acuerdo a la amalgama de hipótesis mexicanas, nos visitan todos los años (para algunos el 1 y 2 de noviembre, para otros por más días). Esta mesa que se llena de regalos para los muertos, está compuesta por diversos elementos.
Cada uno tiene un significado especial. Algunos son reminiscencias importantes de las ofrendas de culturas antiguas —como la teotihuacana; que solía incluir comida, copal, piedras y semillas, perros xoloitzcuintles en sus altares. Otras son evidentemente católicas; y por lo tanto están inspiradas también por viejos rituales europeos.
Hay que decir, que en cada región del país y para cada comunidad, esta costumbre es un poco distinta y sería imposible definirla por completo. Se trata de entender lo mejor posible lo que podría estar detrás de cada uno de estos objetos, para que tú decidas cómo hacer la ofrenda de Día de muertos que mejor te acomoda.
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¿Sabes qué significan los elementos del altar de muertos?
Las fechas dedicadas a los muertos
Dependiendo de la fecha en la que pongas tu ofrenda, estarás recibiendo a un grupo de muertos distintos. Mucho de esta creencia está determinado por la antigua división de los difuntos en el inframundo azteca, en donde cada sujeto se iba a un "nivel" distinto, no según como había vivido (como dicta la tradición católica), sino de acuerdo a cómo había muerto. Recuerda que la ofrenda se pone máximo a las 12:00 AM del día en el que quieres recibir a tus difuntos. En algunos sitios la hora va variando. Para algunos es a las 12:00 PM y para otros es a las 15:00 PM.
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Niveles de la ofrenda
Aunque puedes hacer una ofrenda sencilla en tu mesa, el número de niveles cambia el significado y hasta la filiación espiritual:
- 2 niveles: representan la división del cielo y la tierra.
- 3 niveles: pueden representar el cielo, la tierra y el infierno o purgatorio.
- 7 niveles: hace alusión a los niveles del Mictlán que deben atravesar las almas; a los 7 pecados capitales, o a los distintos tipos de muerte que nominó la cosmovisión mexica.
Aromas:
Los elementos aromáticos purifican a las almas que nos visitan y las guían hacia nosotros. Tradicionalmente son representados por infusiones de hierbas de olor y más comúnmente por copal humeante.
Arco:
Se coloca en el nivel más alto. Algunos lo hacen de carrizo, palma o alambre y se decora con flores, frutas y dulces. Simboliza un umbral entre el mundo de los muertos y el nuestro. Es un elemento esencial y muchas veces olvidado.
Papel picado:
En las ofrendas prehispánicas, pliegos de papel amate teñido o decorado con figuras de dioses diversos eran colocados en las ofrendas y se utilizaban como ornamento en las fiestas religiosas. Este tipo de papel tenía un particular carácter sagrado. Distintos medios reportan que el papel picado, decorado con los clásicos diseños de José Guadalupe Posada, sustituye los antiguos adornos de papel amate.
Fuego:
Las velas, veladoras y cirios son un elemento típico en las fiestas católicas, ligado a lo espiritual. En la ofrenda, alumbran el camino a los muertos y de alguna forma los invocan. En ofrendas como las del estado de Morelos, además de las velas prendidas en la mesa, una vela se prende en la puerta de la casa, como primera señal. Después de encender esta primera vela, se invita a los muertos a pasar a la casa.
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El camino:
Caminos de sal o pétalos de cempasúchil guían a los muertos hacia la casa y hasta la ofrenda.
Agua:
Un vaso con agua, para calmar la sed de los difuntos y reminiscencia de las "entradas al inframundo" ligadas a Tláloc y Chaac (dioses de la lluvia y agua, mexica y maya, respectivamente).
Tierra:
Fertilidad, muerte, renacimiento, ciclos. La tierra es un elemento crucial. Puede ser representada por semillas como maíz y cacao o por la sal.
Flores:
Adornan los altares. Son aromáticas, luminosas y curiosamente, elementos muertos que resplandecen, como en una vida continúa. La más tradicional es el cempasúchil, flor de temporada.
Calaveras:
De azúcar, chocolate, amaranto, barro, son adornadas con colores y suelen llevar inscrito el nombre del difunto a quien se representa la ofrenda.
Reminiscencia del tzompantli y símbolo vital de la relación divertida y estrecha que los mexicanos guardamos con la muerte.
Comida:
Al centro de la ofrenda, va la comida que se regala al difunto. Hay platos de temporada y algunos de los favoritos del ser querido. Los más tradicionales son mole, tortillas, tamales. Además, fruta y dulces. Algunas personas colocan, junto a la comida, platos y cucharas, para que los queridos difuntos y sus acompañantes coman a gusto.
Pan de muerto:
Aromático y con sabores de temporada (como la naranja) es adornado por "huesitos" y "lágrimas".
Licores y cigarros:
Se incluyen los que en vida encantaban al difunto.
Objetos personales:
Prendas del fallecido, libros, discos y otras cosas que amaba, para que las vuelva a disfrutar. Si la ofrenda es para niños se acostumbra poner juguetes.
Cruz:
Si es de sal o cal, purifica; si es de ceniza, ayuda a salir del purgatorio. Símbolo máximo de la religión católica y también representación de los 4 puntos cardinales.
Retratos de los fallecidos:
Para recordarlos, honrarlos y señalar que esa ofrenda es para ellos.
Figura del xoloitzcuintle:
El "xolo" era el guía que ayudaba a las almas a cruzar el río Itzcuintlán hacia las profundidades del Mictlán y podría ayudar a traerlos de regreso.
Mira: Un hermoso e imprescindible documental sobre el Día de muertos
*Referencias y más información:
Como pasa con cualquier otra muestra de patrimonio vivo, relatar de forma absolutamente precisa el significado de los elementos del altar de muertos sería casi imposible. No solo porque cambian de región a región y casi dependiendo de las costumbres de cada familia; también porque han mutado por más de 500 años.
Algunos de los elementos son muy reconocidos por la “tradición popular” y aunque no estamos seguros de su significado, son sumamente importantes y simplemente los mantenemos; otros los extrajimos de nuestra propia experiencia de vida o de lo que nos contaron nuestras madres, padres, tías, abuelas que heredaron estos saberes de sus antepasadas y antepasados.
Por otro lado, estas son algunas lecturas recomendadas, donde podrás encontrar, sobre todo, información ligada a los símbolos que heredamos de la tradición prehispánica:
Para entender la figura del Xoloitzcuintli, ligado a la muerte: "El carácter sagrado del xoloitzcuintli entre los nahuas y los mayas" de Mercedes Garza, publicado en Arqueología Mexicana núm. 125, pp. 58-63.
Sobre la relación entre el inframundo, la muerte y los dioses Tláloc y Chaac: "Las cuevas de Teotihuacán", de Doris Heyden, publicado en Arqueología Mexicana núm. 34, pp. 18-27. Más sobre esto en “Las cuevas en el mundo mesoamericano” de Linda Manzanilla, publicado en la Revista de Ciencias de la UNAM y disponible aquí.
Sobre los niveles del Mictlán (que se pueden reflejar en los niveles de la ofrenda): "Una visión de la vida y de la muerte en el México prehispánico", de María Elena Salas Cuesta y Jorge Arturo Talavera González, publicado en Arqueología Mexicana núm. 102, pp. 18-23. Fragmento publicado aquí.
Acerca de las celebraciones de muertos en el México prehispánico: “DÍAS DE MUERTOS EN EL MUNDO NÁHUATL PREHISPÁNICO” de Patrick Johansson, por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, disponible aquí y “Raíces indígenas de las ofrendas a los difuntos” de Adriana Berrueco García, Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, disponible acá.
Sobre el carácter sagrado del papel amate: “El papel amate. Sagrado, profano, proscrito” de Citlalli López, publicado en la Revista de Ciencias de la UNAM y disponible aquí.
*Imagen destacada: Dane Strome