La felicidad y el buen vivir podrían ser sinónimos. Por un lado quizá debamos aceptar que la felicidad absoluta existe solo por momentos, sin embargo, podemos practicar cierta sabiduría ancestral para fincar las bases de una buena vida.
Hacer lo anterior te acercará más a la felicidad, siempre considerando que este mundo es imperfecto (al menos en el plano humano y en el de los deseos) y por ello, se trata de una meta, a la cual puedes construirle cimientos.
Lo anterior los aztecas pareciera que lo tenían muy claro. Su gran sentido ritual reconocía que la perfección estaba solo en manos de los dioses. Aunque más allá del plano divino, también aplicaron conocimientos, resultado de sabiduría de generaciones, para procucar el buen vivir, quizá lo más cercano a la felicidad que podemos acceder.
Un interesante artículo del sitio psypost muestra que en la filosofía mexica subyace la noción imprescindible de que todo es transitorio, de que nuestra estancia en la Ttierra es momentánea, como se apunta en diversos populares poemas de Nezahualcóyotl:
Yo lo Pregunto (Fragmento)
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Percibo lo Secreto… (fragmento)
Como una pintura
Nos iremos borrando.
Como una flor,
Nos iremos secando
Aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán,
De la preciosa ave de cuello de hule,
Nos iremos acabando
Nos vamos a su casa.
Por su parte el gran estudioso de la cultura nahua, Miguel León Portilla, nos dice sobre algunos sabios prehispánicos en su libro Aztecas-mexicas: Desarrollo de una Civilización Orginaria:
Partiendo de que la Tierra no es lugar de felicidad cumplida, y reconociendo a la vez el anhelo que impulsa a buscarla, a modo de conclusion afirman que "hay que ir a otra parte", al lugar de rectitud y el bien, ya que de otra suerte había que aceptar que "solo en vano se ha venido a existir en la Tierra".
Ahora, si bien podría parecer algo pesimista el creer que de la "felicidad cumplida" su lugar no es la Tierra, ello no excluye que existan ciertas prácticas para vivir mejor, como una manera de ser más feliz.
Ciertos valores en la sociedad mexica eran imprescindibles para estar mejor en este mundo, como los siguientes:
Carácter y sentido a la vida
Para los mexicas la educación era fundamental, y esta se impartía bajo la premisa de adquirir un rostro y un corazón (in ixtli, in yolotl), que diera sentido a la vida. En los primeros años los niños eran educados por sus padres (y sabemos que el náhuatl abunda en diminutivos cariñosos empleados al interior de la familia), pero entre los 10 y 15 años la sociedad entera tenía acceso a educación, para aprender la técnicas, oficios y ciencia, aunque también filosofía para dar sentido a la vida a través de las metáforas y los cantos (in xochitl, in cuicatl).
La comunidad
Lejos de la concepción occidental del individuo, en la sociedad azteca (y en muchas etnias indígenas hoy día), la persona tiene significación, aunque dentro de la comunidad. Uno tiene un rol, y la personalidad propia es importante pero más aún el sentido de pertenencia. Hoy, cuando miles en las ciudades se sienten solos (y las cifras de depresión son cada vez más altas) quizá haga falta encontrar sentido en actividades comunitarias, donde se fortalecen los lazos y los objetivos de la comunidad, más allá del individuo o la propia familia.
La multiplicidad de las fiestas de los mexicas, de un gran sentido ritual, permiten también comprender la necesidad de comunidad y de gozo vinculado al gran misterio que es la vida. La invitación, quizá sea, que dejemos de depositar en nuestros deseos el peso de la felicidad, que una vida de gozo y dificultades puede sortearse con ambas tonalidades si se tiene un sentido por vivir más allá del yo.
*Imagen: niños en el Códice Mendoza