¿Cómo no estaría llena de arte la Ciudad de México? Si el arte ha sido válvula de escape; panfleto político; flor en el asfalto; grito de protesta; ladrillo de reconstrucción y –simultáneamente– escombro. ¿Cómo no hacer arte en la Ciudad? En este entramado, de urbanidad y tradiciones aguerridas que se presumen originarias; de violencia y amor profundo; de injusticia y de libertad, no podría –simplemente, no podría– no haber arte.
Así lo relata y celebra la exposición "La Ciudad de México en el arte", una exhibición compuesta por 8 siglos en la historia de este extravagante territorio. A través de múltiples disciplinas y casi 200 autores, la muestra de 500 piezas nos recuerda que en esta ciudad se vive, a pesar de todo. Desde Manuel Tolsá, hasta Rafael Lozano Hemmer, la colección es una visión transversal de la vida social y política del antes Distrito Federal, mucho antes capital mexica y ahora, flamante y parchada Ciudad de México.
Y a pesar de lo evidente que podría parecer la profundidad de la historia del arte capitalino; el pretexto para hacernos recordar es la innegable resiliencia de la compleja polis. Su fundación y su primer traza urbana conforman un relato sobre la adaptabilidad: una ciudad fundada, literalmente, sobre un lago; y no a pesar de este, sino en preciosa comunión. Posteriormente, se convierte en el lienzo para la historia del país, entre conquista, independencia, revolución y una modernidad dispareja y que no termina de agotarse en la llamada postmodernidad que hoy habitamos.
Dos terremotos después y múltiples inundaciones –como consecuencia de que ya no comulgamos con el lago sobre el que estamos parados– la ciudad se mantiene en pie. A ratos se tambalea, pero cada llamada desgracia es siempre motivo para seguir haciendo arte. Como reflexiona Tomás Pérez Vejo para El País en torno a la tremenda exposición: "Es como si tras cada nuevo cataclismo, natural o humano, fuera capaz siempre de reinventarse para conservar su lugar entre las grandes metrópolis del arte y la cultura."
Pero es que ¿acaso hay alternativa? Los mexicanos nos hemos convertido en entes primordialmente positivos. Y eso poco tiene que ver con lo felices o agradecidos que somos. Positivo quiere decir aquí, afirmativo y efectivo. Somos entes que continúan el flujo; que no dejarán esta Ciudad caer. Como dijo el periodista Javier Risco después del sismo del 19 de septiembre de 2017: "la ciudad seguirá porque nosotros así lo hemos decidido."
¿Dónde?
Museo de la Ciudad de México en Pino Suárez 30, Ciudad de México. De martes a domingo, 10:00 a 18:00 hrs, hasta el 1 de abril de 2018. Precio: $30.00. El miércoles la entrada es libre.
*Imagen destacada: Francis Alÿs.