La búsqueda de alternativas ecológicas para nuestros hábitos cotidianos nos ha llevado a crear toda clase de tendencias elaboradas (y muchas veces sobrevaluadas). Pero no necesitas volverte muy sofisticado para vivir sustentablemente; al contrario: tu mejor opción es volver a la elegante simpleza de las tradiciones y costumbres.
Todos esos "tips", consejos y formas de hacer de tus ancestros —especialmente las abuelas— que desdeñaste sin sospechar su inmensa utilidad están de vuelta (desde reutilizar los envases de yogurt y mermelada para guardar comida, hasta heredar la ropa entre generaciones).
Y, además, al llevar la exploración un poco más lejos encontramos también increíbles prácticas mexicanas tradicionales que trabajan de forma armoniosa con el entorno y que podrían mejorar muchísimo el estado del medio ambiente.
Es cierto, algunas exigen trabajo duro, casi todas demandan paciencia y también que estés dispuesto a cambiar tus ritmos y hábitos cotidianos; pero verás que tienen muchas ventajas. Además, no tienes que practicarlas directamente, puedes hacer un esfuerzo por apoyarlas o preferirlas en lugar de otros modos de producir.
Lo más increíble de estas tradiciones es que imaginan el mundo desde un lugar muy particular: uno donde podemos compartir el día a día con los demás y donde encontramos beneficios juntos o, de lo contrario, volvemos a empezar.
Estas son 8 tradiciones ancestrales completamente ecológicas que tenemos que recuperar.
La milpa y la chinampa
Ambas formas de cultivo son tradicionales. Llevan entre nosotros cientos de años. La milpa fue, por mucho tiempo, la base de la alimentación de los pueblos que habitaban esta tierra. Ahora aparece menos entre nosotros, pero urge recuperarla.
Consiste en una parcela de siembra de policultivo. Se conforma de maíz, frijol, calabaza y chile. Al sembrar así, nos aseguramos de no sobre explotar el terreno y variar nuestro consumo de forma sustentable. Alrededor de la milpa hay todo un sistema de alimentación que nos invita a comer local, producir menos desechos inorgánicos y a vivir de una siembra que coexista con los bosques; que evite la deforestación.
La chinampa consiste en un pequeño terreno preparado para sembrar hortalizas, flores y plantas medicinales y sobre cuerpos de agua. Es una solución que persiste en Xochimilco, en la Ciudad de México y alimenta de forma sustentable a cientos de personas.
Si no te quieres aventar a sembrar, no está de más asegurarte de comprar puros productos que deriven de estos magníficos sistemas de cultivo.
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Una casa que resuena con su geografía
Estamos acostumbrados a pensar poco en el impacto ambiental de nuestras viviendas. Pero es grande y no podemos olvidarlo. No solo tiene que ver con deforestación, con agua, con contaminación, también con la producción de los materiales para construir y lo que esos materiales le provocan al entorno.
Nada como una casa que resuene en serio con su geografía. Tal vez que esté hecha con materiales locales, reciclados, y biodegradables. Y también que esté construida para vivir cómodamente en la zona elegida: con buen clima y de manera funcional, es decir sin contaminar y sin gastar recursos de forma desmedida.
En nuestro abanico tradicional hay muchos diseños así: las casas de adobe (que está hecho de tierra, paja y estiércol), las de tierra modelada, las de piedra o las que tienen techos de palma.
Para llevar, pero sin contaminar
El plástico y su ubicuidad, es uno de los problemas ambientales más terribles de nuestro tiempo. Por suerte, tradicionalmente el plástico sale sobrando. Para envolver y guardar, nada como el totomoxtle (la hoja de maíz) o las hojas de plátano. Es fácil conseguirlas en los mercados.
Y olvídate de las bolsas desechables. Necesitas una bolsa de mandado de tela o una canasta de junco o, por qué no, una bolsa de mandado clásica, que es de plástico, pero duran toda la vida.
Ropa de fibras naturales
El "fast fashion" o la tendencia de producir ropa prácticamente desechable, que debe ser sustituida por los nuevos diseños todo el tiempo es una pésima práctica. Producir ropa de este tipo implica gastar muchísimos recursos, generar grandes cantidades de desechos y fomentar un proceso industrial que trata injustamente a sus empleados.
Pero la ropa tradicional, hecha con fibras naturales (como la lana de borrego), decorada con tintes biodegradables (hechos con plantas, flores y semillas) y producida por brillantes artesanos mexicanos no tiene ese problema y, además se ve muy bien. No te limites a pensar que los diseños son siempre iguales. La sustentabilidad y el diseño están encontrando múltiples puntos de encuentro.
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No te olvides de las plantas medicinales para curar tus males
A veces toca tomar medicamentos. Tienen una potencia especial. Pero muchos de sus compuestos fueron extraídos o tal vez originalmente encontrados en plantas y árboles. Los mexicanos lo sabemos. Por eso, a pesar del tiempo, aún hay muchas personas que se valen de las plantas medicinales para curar toda clase de síntomas. Además no contaminan, porque no son productos industriales y no producen desechos.
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Slow food o Millennials descubren los hornos de barbacoa
El slow food es un movimiento contemporáneo que nació en Italia pero ya se coló a las cabezas de millennials en todo el mundo. Se trata de recuperar las tradiciones gastronómicas de cada país y los métodos de cultivo regionales.
La idea es promover una alimentación sustentable que comprenda la producción de cada cosa y respete esos procesos. Es un asunto de paciencia. Como comer barbacoa tradicional de horno de hoyo en la tierra.
Llévele: todo sustentable para la limpieza del hogar
Hay productos de limpieza 100% mexicanos, duraderos y biodegradables. El zacate debe ser el más popular seguido por la escobeta, la escoba de ramas y la piedra pómez. Además, la limpieza se puede hacer usando algunos productos que no tienen gran impacto en el ambiente como el limón, el vinagre y bicarbonato de sodio.
*Imágenes: 1) Edición Más de México; 2, 4 y 6) Creative Commons; 3) Daoud Abdullah/Flickr; 5) Food and Travel.