Sería casi imposible tratar de entender México sin considerar un aspecto crucial de su cultura, el misticismo. Ya sea que éste se manifieste en una radiante devoción, en rituales insólitos o en exuberante sincretismo, lo místico y lo religioso están impresos en la genética cultural del mexicano. Y precisamente este rasgo es uno que ha cautivado a miles de personas alrededor del mundo que atraídos por esta faceta se han sumergido en la cultura del país. En este sentido podríamos afirmar que el misticismo ha actuado, con frecuencia, como embajador mexicano ante el mundo.
A propósito de lo anterior no podríamos dejar de mencionar a la chamana mazateca Maria Sabina, quien en las décadas de los 60’s y 70’s atrajo hasta Huautla de Jiménez, su pequeño pueblo en la sierra de Oaxaca, a incontables personalidades (aquí una lista). Otro personaje que indudablemente llevó el misticismo mexicano a múltiples rincones del mundo fue Don Juan Matus, “el nahual“, enigmático chamán que protagoniza buena parte de la saga escrita por el antropólogo sudamericano de la Universidad de California en Los Ángeles, Carlos Castaneda.
Si bien no sabemos si ese fue su verdadero nombre, y muchos cuestionan incluso que haya en realidad existido, lo que parece incuestionable es que la elusiva figura del indio yaqui Don Juan Matus se consagró como un referente transgeneracional sobre la tradición chamánica de México, misma que dio a conocer entre millones de personas alrededor del mundo.
Y para conmemorar la existencia de este personaje, ya sea en la realidad histórica o por lo menos en el imaginario colectivo, a continuación te compartimos once enseñanzas del brujo Don Juan Matus, que condensan su perspectiva de la vida y de su cuerpo de conocimiento. Aclaramos que no estamos acompañando las lecciones con una explicación o interpretación, por que muchas son bastante explícitas y, en todo caso, consideramos que cada quien habrá de interpretarlas de acuerdo a su respectiva realidad. De cualquier forma son, muchas de ellas, palabras que llegan…
1.
La impecabilidad comienza con un acto único que tiene que ser deliberado, preciso y sostenido. Si ese acto se repite por un tiempo lo suficientemente largo, uno empieza a sentir un intento inquebrantable que puede ser aplicado a cualquier otra cosa.
2.
El inconveniente de las palabras es que siempre nos hacen sentir iluminados, pero cuando nos damos la vuelta para enfrentarnos al mundo, siempre nos fallan y acabamos mirando el mundo como siempre , sin iluminación. Por esta razón, un guerrero procura actuar en lugar de hablar…
3.
La importancia personal es el peor enemigo del hombre. Lo que le debilita es sentirse ofendido por los hechos y las fechorías de sus semejantes. La importancia personal obliga que uno pase la mayor parte de su vida ofendido por algo o alguien.
4.
Un hombre va hacia el conocimiento como va a la guerra: bien despierto, con respeto, con miedo y con una seguridad absoluta. Ir para el conocimiento o para la guerra de cualquier otra manera es un error, y quien lo cometa se arrepentirá.
5.
Sentirse importante le hace a uno pesado, torpe y vanidoso. Para ser un guerrero uno necesita ser ligero y fluido.
6.
No hay integridad sin tristeza y añoranza, porque sin ellas no hay sobriedad, ni amabilidad. La sabiduría sin amabilidad y el conocimiento sin sobriedad son inútiles.
7.
El miedo es el primer enemigo que el hombre tiene que vencer en su camino al conocimiento. Es un enemigo terrible, traicionero y difícil de vencer. Permanece oculto en todas las curvas del camino, rondando… al acecho. Y si un hombre huye aterrorizado con su presencia, su enemigo le habrá puesto fin a su búsqueda.
8.
Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir la vida. Uno te hace fuerte, el otro te debilita.
9.
Un guerrero asume la responsabilidad de sus actos, hasta de los actos más triviales. Un hombre promedio nunca asume la responsabilidad de lo que hace.
10.
El mundo es incomprensible. No vamos a entenderlo nunca, no vamos a desentrañar sus secretos nunca. Por lo tanto, debemos tratar al mundo tal como es: un gran misterio.
11.
O nos hacemos miserables, o nos hacemos fuertes. La cantidad de esfuerzo es la misma.